dimecres, de juliol 18, 2007

El Estado vela (a veces) por tu seguridad (III)

Estoy solo en casa y, después de la telepizza de rigor, salí a tomar el carajillo de costumbre. Al llegar al bar de la esquina (mejor dicho, del chaflán, Ildefons Cerdà of course) observé un tumulto extraño. Un tipo estaba gritando y pateando alguna silla de la terraza medio ocupada. Paralizado por la extraña situación, el tipo, de unos cuarenta años, sudoroso, exaltado y en brazos de Baco, lanzó un vaso contra el interior del bar y vociferaba contra un hombre que estaba sentado fuera. Su ira se dirigía a la dueña del bar. Finalmente, se ha ido dando una colleja a una pobre mujer mayor que simplemente le increpaba para que se fuera, y ante la amenaza de la próxima llegada de la policía. Yo, sin la planta de Loquillo y sin los cojones de Puyol, he seguido al tipo, a una distancia prudencial, que deambulaba por las calles adyacentes.
Cuando ha llegado la pasma (Mossos d'Esquadra, Catalonia of course) les he indicado donde estaba. Los dos pipiolos con chapa y pipa, también sin la planta de Loquillo ni los cojones de Puyol, le han interpelado excesivamente educados. El tipo, borracho cual Angel Cristo en día de función circense, ha iniciado el típico diálogo de besugos interminable. Amenanazando continuamente a los mossos con la típica frase de moda entre delincuentes en Catalonia: "Me vas a pegar". "Te denuncio". La situación se estaba convirtiendo en kafkiana y recurrente. Ha tenido que llegar otro coche patrulla con el poli malo, el que tiene la planta de Loquillo y los cojones de Pujol, para que al mínimo atisbo chuleril del tipo, lo reduzca y le ponga las esposas de rigor, amén de recoger las papelinas de rigor que habían salido despedidas en el fragor de la batalla.
Les Corts, Ciudad de Vacaciones, le espera.

En sus inicios, los Mossos eran un cuerpo considerado entre la mayoría de la sociedad como chulesco y prepotente. Quizás esperábamos, tras la mala leche que solían gastar Policía Nacional y Guardia Civil, una agrupació d'escoltes o sardanistes. En la actualidad, entre el perfil dinkywinkiano dibujado por el tandem Saura-Boada y los escándalos de torturas en la comisaría de Les Corts, me da que los Mossos andan acollonits. Esto es, achantados. No sea que los empuren desde Asuntos Internos.

Es el sino de este país. O nos pasamos o no llegamos.
Quemamos conventos o nos inclinamos al franquismo.
Imponemos el castellano o exigimos el catalán.
Atascamos las autopistas o colapsamos el bicing.