dimarts, de juliol 10, 2007

Catalina se mosquea (I)

A Catalina no le gustado el inquisidor juicio de valores con el que la he sentenciado desde este púlpito virtual. Arguye que que no es engreída, en todo caso se define como soberbia. También me acusa de usar la exasperante técnica para algunas mujeres (con ella ya sé que eso no funciona) del palo y la zanahoria... por un lado te la meto doblada, pero por el otro te doro la píldora. En cambio, a otras mujeres eso les pone.
Como no ha vuelto a proferir su definición perfecta hacia mi persona: DESEQUILIBRADO. Lo cierto es que lleva varios años calificándome así. Y cada vez lo hace con más intensidad. También me ha dicho que en vez de juzgar a los demás, me haga un autoanálisis detallado de mi interior. Recojo el testigo y crearé en breve un apartado dedicado a mi, y titulado "Pijiprogres y alrededores". Que es lo que soy según tu lengua viperina.

No te preocupes Catalina. Esta misma mañana, antes de recibir tu acostumbrada sarta de improperios, ya había reservado hora con el Departamento de Salud Mental del Centro de Atención Primaria. Me había saltado la última visita con la psicóloga. No me han dado cita hasta el 3 de septiembre.
¿Serás capaz de soportar pizzas y catacumbas con un borderline?