dimecres, de maig 28, 2008

Bulgaria y Cristo Rey (I)

Bulgaria, república ex-comunista de la Europa de Este, tuvo la paradoja hace unos años de tener un legítimo(?) heredero de la antigua estirpe real búlgara como presidente de dicha república. La boutade duró escasos meses. Y, es que, la republica búlgara desde hace quince años solo tiene un rey: Hristo Stoichkov.

Y Hristo Rey en cristiano no ortodoxo se traduce como Christus Rex, exaltación máxima de Jesús en la Tierra, y en castellano como Cristo Rey.

Y Cristo Rey era, desafortunadamente para tan ejemplar personaje, uno de los gritos de guerra del bando nacional en la Guerra Civil, y en concreto de los requetés carlistas. Y también, a la muerte del dictador, dió nombre a una organización paramilitar ultraconservadora con ramificaciones en las llamadas cloacas del estado y llamada a preservar los esencias del antiguo regimen, también llamado el bando azul.

Y el bando azul se reencarnó, tras alguna travesía del desierto (veáse AP, PDP, UCD), en gaviota, también llamada ave que vuela a ras de costa (Marina d'Or y/0 Polaris World of course) pero también icono, estandarte y blasón del Partido Popular.

Si recordamos alguno de esos sinuosos problemas de Física de 3º de Bachillerato: "Supongamos que un tren sale de Barcelona, dirección Zaragoza, a las 15.30horas a 60 kms./hora y otro sale de Zaragoza a las 16.00 horas a 90 kms/hora, dirección Barcelona. ¿A que hora se cruzarán?" recordaremos que lo básico en la cuestión era el inicio y el final. Yo también me he adornado con algunas piruetas y loopings, pero me ha cuadrado el círculo (ya no se dice círculo virtuoso, vade retro cercle virtuós, véase Jan Laporta como víctima de ejercicios trigónomenicos tan arriesgados) al que quería llegar:

Bulgaria y el PP

Adhesiones inquebrantables. ( véase ¡Majestad, por España, todo por España, viva España, viva el Rey!. Esto es, Juan de Borbón tras una tarde de ingesta excesiva de Macallan en la Zarzuela, en pleno tardofranquismo. Eso sí, el whisky lo pagamos a escote los 35 millones de españoles de entonces).

El lider carismático. (véase Kim Sung y King Jong en Corea del Norte).

El mirlo blanco (para neófitos, dícese del ser que destaca de la bandada por sus cualidades extraordinarias).

El tapado (...como molaría sacarse un Zapatero de la chistera de Genova 13. ¿Dove siamo Tamariz? )

(...Continuará)

dimarts, de maig 27, 2008

Il pleuvait fort sur la ... Catalogne

Parafraseando el título de la primera canción que aprendí en francés, de George Brassens para más señas, me vine al pelo como inicio a un artículo sobre agua, lluvías y pantanos.

El eje de pantanos Ter-Llobregat, que abastece a la sedienta, hasta hace poco, área metropolitana de Barcelona, está ya al 44,04% de su capacidad. Esto supone un incremento de más del doble del pírrico índice del 21% que disponía hace un par de semanas.

Estaremos básicamente de acuerdo en que la situación en la que se encontraba Barcelona era prácticamente de emergencia. Los diferentes gobiernos se movilizaron para encontrar alternativas para conseguir mitigar esa carencia que empezaba a amenazar el consumo de la misma agua de boca. Y lo hicieron con mejor o peor fortuna, según los casos:

a) La postura CiU, escaldada por su anterior aprobación del Plan Hidrológico Nacional, y los réditos electorales negativos obtenidos en toda Tarragona, plantearon la opción Ródano (en Francia no votan). Quizás a largo plazo pueda ser una opción válida. Pero necesitábamos el agua ya, no en 2020.

b) La postura verds i ecologistas de debò, esto es Baltasar, conseller de Medi Ambient de la Generalitat, que consistía en traer agua en barcos desde Almería. Aunque la opción pueda parecer descabellada (manda cojones traer agua de zonas desérticas, que además han espabilado sobre manera en hacer una agricultura intensiva basada en un uso racional del preciado líquido incoloro, a costa, eso sí, de arriesgadas inversiones en invernaderos y goteos) por el coste exagerado del transporte, creo que es la mejor publicidad posible para hacernos reflexionar a todos sobre el verdadero precio de llevar agua a nuestras casas y concienciarnos de paso en la llamada nueva cultura del agua basada en un consumo racional.

c) La postura PSOE, donde dije digo digo Diego, esto es, tubería desde Tarragona, también llamado minitrasvase o aportación extraordinaria y/o excepcional de recursos hídricos. Todo ello regulado por unos mínimos y respetando los supuestos derechos de los regantes del área del Camp de Tarragona. Choca, eso sí, con la anterior negativa radical de los socialistas de llevarse una sola gota de agua del Ebro.

d) La postura PP, básicamente similar a la del PSOE. Pero, con la peligrosa sospecha encubierta de pretender así abrir el grifo en dirección Sur a los sedientos campos de golf y macrourbanizaciones de la Costa valenciano-murciana.

e) La postura Plataforma en Defensa de l'Ebre y demás asociaciones de regantes, que básicamente defiende que es fotin el de can Fanga, mientras ellos siguen anegando sus cultivos con el mismo sistema de apertura del riego que usaba el abuelo de su abuelo en la acequía, esto es, el tocho como mecanismo regulador. ¿Riego por goteo? ¿I qui ho paga això?. Aunque no venga al caso,... ¿Alguien conoce a algún pagès que en una campaña reconozca que la cosecha ha sido provechosa? ¿Siempre les pasa algo,... llamale pedregada, sequía, subida de los fertilizantes, amortización del Massey-Fergusson (eso sí con GPS, climatizador, asientos de cuero y video CD) o rotura del mercado de precios por la competencia turco-asiática.

Tras la exposición de posturas, yo me quedo con la c) (no podía de otra forma), aunque con ramalazos simbólicos de la b). Pero, tras las copiosas lluvias de los últimos días creo razonable derogar de forma inmediata el decreto de sequía del Govern de la Generalitat y la renuncia a la construcción de la tubería del minitrasvase y el consiguiente ahorro de los 180 millones de euros que suponía la obra en cuestión (a restar, como no, de la asignación estatal para Catalunya en infraestructuras, veáse el tío Paco Solbes y sus rebajas). Eso sí, con el compromiso de todas las instituciones de reabrir de forma automática dicha construcción si los pantanos vuelven a bajar por debajo de un nivel considerado de riesgo, que se supone tiene que ser muy bajo teniendo en cuenta que en escasos meses entrará en funcionamiento la desaladora de Barcelona. No olvidemos que dicha medida aportadora de recursos hídricos en forma de tubería se efectuaba como método de emergencia ante la carencia de otros medios de aporte. Y en 2009, la desaladora se supone supondrá un desahogo para los pantanos Ter-Llobregat.

Aunque, eso sí, pongámonos todos atomizadores en los grifos, dobles depósitos de descarga en los WCs, lavavajillas y lavadoras con eficiencia A+ para evitar sustos.

dissabte, de maig 17, 2008

Envueltos en celofán

La alimentación en mi niñez se basaba en la, ahora tan promocionada, dieta mediterránea. Eran otros tiempos. Todos comíamos y cenábamos en casa, amén de algún extra sabatino en la Barceloneta (en Can Ramonet, un restaurante donde se comía, gambas básicamente, en unos toneles habilitados como mesas, o en el Porta Coeli del Rompeolas, donde además celebramos la comunión, Farruquito style of course) o en algún restaurante de montaña (canelones y lomo con tomate solían ser mis platos preferidos). Las comidas de mi madre solían ser, como ahora se conoce, de mercado. De primeros, sopa y/o escudella, macarrones gratinados con carne, judías verdes con patatas, arroz hervido, sémola, garbanzos, estofado de lentejas. De segundos, huevos fritos y/o tortillas variadas (lo de variedad es relativo: de patatas o espinacas, de espinacas o patatas), filetes de ternera y/o buey, muslo y/o pechuga de pollo, lomo y/o carnemagra empanado, costillas y/o conejo a la brasa, merluza o calamares siempre rebozados, pescadilla mordiéndose la cola (¿era imprescindible tal presentación tan desagradable?). De postre, fruta o flan casero en recipientes de aluminio.
Hubo un momento, hacia principios de los ochenta, no recuerdo bien que año que todo cambió. No sé si coincidió con algún acontecimiento de esos que marcan a una generación, que suponen un punto de inflexión o de no-retorno, rollo caída del muro o mayo francés, you know. Ese momento, que quizás coincidió con el Mundial del Naranjito, con la victoria socialista del 82, con la entrada en la OTAN, con el fichaje de Maradona, con la visita a España del Papa, con el 23-F, con la menopausia de mi madre o vete tu a saber, supuso un cambi de hábitos radical en la forma de alimentarnos hasta entonces. El menú diario empezó a poblarse de extraños alimentos, tales como coles de Bruselas, spaghettis, tortelinis de carne y/o queso, pizzas y/o pizzetas, novedosas hamburguesas recién llegadas del puto país del Tio Sam, filetes de pollo, croquetas y/o patatas congeladas, yogures Danone. Mi hermana y yo nos adecuamos a la nueva situación culinaria con la facilidad que proporciona la adolescencia a absorver nuevas y excitantes experiencias. Mi abuelo, cuya adolescencia había sido coetánea de Cambó, Primo de Rivera y el general Mola, flipaba con los menús. Y cada tortelini que consumía contribuía a agigantar la etiqueta ésa que tenía, y que años más tarde y en otro contexto definiría algún periodista ( ¿fue Juliana o Brunet?) como el català emprenyat.
Nada que objetar a ese cambio de hábitos alimentarios. También lo hemos sufrido en mayor o medida en los últimos años. Cous-cus, falafel, nachos con queso complementan ahora nuestra dieta con total impunidad. Y contribuyen, desde una óptica (debería decir estómago) a una visión más integradora y mestiza de nuestro nuevo entorno social.
Lo que si era objetable, y eso lo descubrí años más tarde con gran rídiculo y/o sonrojo, era la forma de cocinar de mi madre de las novedosas hamburguesas recién llegadas del puto país del Tio Sam que aparecieron en nuestras carnicerías en los albores de los años ochenta. ¡¡Las freía directamente en la sartén con el celofán!!. ¡¡Y nosotros, como la mayoría de veces quedaba el tal celofán requemado con la carne nos lo comíamos!! . No sé las veces que le diríamos a mamá: ¿El plástico se puede comer?. Y las mismas veces contestó mamá: Pues claro que sí.
El papel de celofán me viene al pelo para sentenciar este post. Hoy en día, nosotros padres envolvemos sistemáticamente a nuestros hijos en papel de celofán para evitarles cualquier peligro y/o sufrimiento adicional. Nuestros padres, mi santa madre en este caso, sólo usaban el celofán para freirnos las novedosas hamburguesas recién llegadas del puto país del Tio Sam. Así me he quedado, rozando el metro setenta.