divendres, d’abril 04, 2008

No estaba muerto,...estaba de parranda


El estribillo de la rumba de Peret viene al dente para ilustrar el gazapo monumental del capítulo final de la, más que discreta, serie "Sin tetas no hay paraíso".
El hermano de Catalina (la que se pone tetas para alcanzar el paraíso) yace cadáver en una camilla del hospital, recién descerrajado por dos tiros. Duque, el malo de la serie, llora su muerte. La entrada inesperada de la amante pelirroja del Duque desencadena el milagro: el cadáver mueve la mano del susto.
¿Cómo no han visto algo tan evidente al montar y editar el capítulo?