dissabte, d’agost 25, 2007

Ciclotimia y/o bipolaridad

Según el diccionario de la RAE: Trastorno afectivo caracterizado por la alternancia de excitación y depresión del ánimo y, en general, de todas las actividades orgánicas. También llamada psicosis maníaco-depresiva.

Según el diccionario froidennaindaniano: Dícese del individuo que, en ocasiones (algunas), se cree el rey del mambo (veáse el puto amo) y/o, en ocasiones (las restantes), la última mierda del mundo mundial (veáse el último mono).

Expresado de forma magistral en este post de Álvaro Naira:

"La noria. La puta noria. Unas veces está arriba y otras está abajo. Gira sin parar, despacio o deprisa, según le apriete el mando el guarda de seguridad.

Cuando bajas, te salpica todo el barro. Das con los pies bamboleantes desde tu cabina en el suelo. Si te inclinas y agachas la cabeza, rozas el fango hasta con los dedos. Dejas de ver. Sientes el contacto frío del metal de la barra de seguridad en la frente. No puedes salir. Te conviertes un un muñeco de trapo. Eres la mierda. No eres nadie. Deberían escupirte al pasar. Te entran ganas de estallar en llanto, de pedir perdón por existir, por haber nacido. Nada de lo que has hecho con tu vida ha tenido sentido jamás. Has perdido el tiempo. Tienes que centrarte. Dejar de hacer castillos en el aire. Tú no eres distinto al resto de la humanidad. Eres un gilipollas, y encima un gilipollas con pretensiones. Te crees algo, y no eres nada. Te entra la risa; te ves en el espejo y es como los del callejón del Gato: estás tristemente deformado, pero te das cuenta, con un escalofrío, de que esa imagen demasiado alta, demasiado baja, demasiado gorda o demasiado flaca, con la cabeza enorme y los pies diminutos que culebrea frente a ti, es la real. Escribir es una gilipollez; es cantarle a la luna, pero con la intención de alcanzarla, de pedirle que baje hasta ti para que te la comas como si estuviera hecha de requesón. Tú no vas a triunfar. Triunfan cuatro. No eres lo bastante bueno y, aunque lo fueras —y no lo eres—, eso no es lo que importa. Tú no conoces a nadie. Tú no vas a publicar ni aunque te atrevas —y no te atreves—. No vas a comerte una rosca, así que deja de volar, que tú no tienes alas, imbécil. Encuentra un maldito trabajo de verdad, cásate y ten tu hipoteca, tu cochecito y tus cachorros. Cuando la noria baja, comprendes que todo es estúpido, y te tiras el resto del día hecho una pelota en un rincón de tu casa. No te mueves. Casi ni respiras. No te duchas porque quieres oler mal, quieres sentirte igual de sucio por fuera que por dentro, quieres rebozarte en tu dolor y en tu mierda y ahogarte en chorretones de lágrimas, esas que tú nunca sueltas porque, claro, lo olvidaba, tú nunca lloras.

De pronto la noria sube. Se pone en marcha. A veces tarda más; a veces tarda menos. Entonces, vuelas. Te da el viento en la cara y te despeina. Los zapatos se levantan del suelo. Tú no tienes el control; no puedes hacer nada para impedir que ascienda. Dios, a veces sube tan deprisa que hasta te mareas. Empiezas a gritar de júbilo, a darle leches al metal. Te quieres poner de pie, quieres alzar los brazos y exclamar que eres el rey del mundo, que la ciudad te besa las botas, que el mundo existe tan sólo para chuparte la polla. Estás tan elevado que puedes verlo todo. En ese maldito momento, eres capaz de cualquier cosa, porque estás arriba, estás tan arriba que tienes una visión completa del paisaje. Los que se arrastran por el suelo son como insectos, hileras de hormigas miserables. Tú no. Puedes triunfar y vas a hacerlo. Ese pico increíble, esa maravillosa sensación de que conseguirás todo lo que te propongas, de que ya lo estás consiguiendo, es LA HOSTIA."

Y,.. como decía un tal Jesús hace 2.000 años: “El que esté libre de pecado que tire la primera piedra”. Agradecer a un tal Juan que recogió dicha frase en sus Evangelios (Jn Cap 8, Vers 7).

Aunque contextualizando deberíamos decir: “El que esté libre de paranoias que lo diga en voz alta”