diumenge, d’octubre 07, 2007

Discriminando amistades

Imaginad que os dan a elegir entre dos tipos para ir, ya sea de fin de semana, de náufragos a una isla desierta, de compañero de Erasmus o de acompañante a un sopar de germanor.

Había un tipo que me prometió que me cuidaría de viejo (ver Ley de Dependencia), que me pagaba por follar sin condón (ver Ley del cheque bebé), que me enseñaba a ser mejor ciudadano (ver asignatura de Educación de la Ciudadanía), que me presentaba a nuevos amigos de otras culturas (ver Regularizacion y Alianza de Civilizaciones) y/o costumbres (ver Ley del Matrimonio Homosexual), que me permitía tener cierta independencia (ver Estatuts y sucedáneos), que me ayudaba a pagar el piso (ver Ley Chacón), que me devolvía aquellos recuerdos del abuelo (ver papeles de Salamanca), además de dignificar el pasado vilipendiado de dicho abuelo (ver Ley de la memoria Histórica).
Además, de José Luis, el tipo en cuestión, conocía a su madre: la señora Zapatero, casada lógicamente con el señor Rodriguez

Habia otro tipo, de aspecto mucho más triste y gris, que siempre contaba el mismo cuento, el del lobo y la caperucita, pero cambiando los protagonistas. El lobo se transformaba en personajes de carne y hueso (veáse Carod-Rovira, Ibarretxe, Otegui, delincuentes albanokosovares silenciosos, homosexuales en todas sus formas -véase Osos, metrosexuales, locas o travestidos-), en entelequía (nacionalismos periféricos, trazado del AVE, subida de tipos de interés). La caperucita se convertía en algo abstracto, ya fuese la unidad de España, el Estado del Bienestar, la educación de nuestros hijos.
Además sus amigos eran un poco raros, unos llevaban largas capas negras con cuellos blancos y crucifijos enormes (ver Iglesia y alrededores), otros iban siempre envueltos en una bandera roja y gualda (véase Regina Otaola y alrededores), otros iban en coches negros y caros recalificando zonas verdes (véase Liberalización del Suelo), otros insultaban a diario por la radio, prensa y/o televisión (véase COPE y alrededores).
Además, de Mariano, el otro tipo en cuestión, sólo conocía a su padre: el señor Rajoy. De su madre, ni rastro. Nunca supe cual era su segundo apellido. Los tipos así, de madre desconocida, suelen llevar adosado un calificativo: Hijo de P... ¡pasapalabra!... que los de la Audiencia están un poco tiquismiquis (véase empuramiento de quema de fotos juancarlistas y cúpula de partidos nacionalistas que rozan la legalidad)

2 comentaris:

Anònim ha dit...

Soy "mamporrero". Comento en p´lan anónimo para ahorrrarme trámites....
Que oye, que una gozada este artículo, que te lo copiaría y lo llevaría a mi blog descaradamente, que a gente como tú se le puede llevar perfectamente a una isla desierta....
Un abrazo.

rosso ha dit...

Me halagan comentarios de procedencia tan reputada.