dimecres, de juny 11, 2008

Mujeres que fuman (V)... la Pataky (Elsa Pataky)

Hay mujeres a las que se conoce, cándidamente quizás, sólo por el nombre de pila. Así tendríamos a Marilyn, a Winona, a Audrey. Son mujeres, por lo general, esencialmente bellas, vulgo guapitas de cara, frágiles, inocentes, esculturas ideales que cobran vida para nosotros, tristes aprendices de Pigmalión.

En cambio, hay otras mujeres que consiguen entrar en el imaginario erótivo-festivo de nuestro equipaje sentimental con el artículo delante del nombre. Está reservado sólo a áquellas, llamadas diosas, como la Bardot, la Schiffer,... la Pataky. Son las mujeres anheladas única y exclusivamente por su cuerpo, por sus curvas de vértigo, por sus dimensiones de mareo. Son una forma de rebajarnos (o elevarnos según se mire) a los más bajos institos animales primitivos. Al deseo de carne. Son las madres de la manada. Áquellas con las que el macho quiere aparearse con extrema fruición. Áquellas cuya extraordinaria tipología antropomórfica haría exclamar a más de uno si nos viera por la calle con ellas aquella expresión tan denigrante para nuestra hombría: ¿Ya te la acabas?. Envidia, puta envidia es la que téneis.


Elsa Pataky, elevada por derecho propio a la categoría de la Pataky, vuelve a ser portada, acuática en este caso, de Elle en este mes de julio. Bendita diferencia respecto a otras sirenas, veáse la pánfila e infumable sirenita de Disney o veásen los vanos intentos sireniles de Gemma Mengual (campeona de sincroalgo) o Daryl Hannah (mujer pescadilla en 1,2,3, Splash) que recuerdan más bien a unas nadadoras checoslovacas untadas de clenbuterol hasta las cejas. Dejo imagen de la portada para goce y disfrute de todos aquellos hombres que se conecten a esta página, un poco recalentada en día de hoy. Y para muestra a nuestras mujeres, amigas y compañeras de lo que consideramos un estricto e inapelable ideal de belleza.